“El caso de Adriana Hoyos es el de una infancia entre dos orillas que la sitúa en ese espacio, al parecer, sin arraigo donde acaso se presiente con mayor rigor la levedad del ser, lo que mantiene el espíritu en inquietud constante y parece responder positivamente a la ingravidez de nuestro ser en el universo. La mirada desobediente, título de este poemario, nos da algunas pistas sobre la actitud vital de esta poeta: al fin y al cabo toda poética acaba siendo una ética, es decir, una forma de ver y de mirar el mundo…”
Consuelo Triviño Anzola

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