DEL OTRO LADO


Del otro lado. Fragmentos reseña sobre el libro de Ferran Arnau.
El volumen se abre con un epígrafe que nos invita a zarpar hacia las aguas profundas del Ser.
Tú que sientes la caída rotunda de los cuerpos
Tú que bebes con la misma sed de sustancia infinita
Zarpa en este barco hacia aguas profundas
Al fondo de ti mismo
La primera sección, «A este lado del paisaje», convoca un presente iluminado por el goce y el amor. En la segunda parte, «Tierra de nadie», hacemos escala en varios puertos, con vislumbres de Colombia (música de Alci Acosta), Rusia (un muñeco de nieve) o España (retratos casa gato): Nos fuimos para no regresar /Nos fuimos para no recorda.
¿Y qué hay allí, «Del otro lado», en esa tercera sección que da nombre al libro? La propia materia del poema, la palabra, cuyas facultades re-creativas y sanadoras son descritas luminosamente: Dibujar una puerta en el muro /Basta para acceder al otro lado de este paisaje O bien: Escribir es conjurar /La forma de la angustia
En estas páginas hallamos alusiones, manifiestas unas, veladas las más, a la palabra de otros poetas: Eliot, Ajmátova, García Lorca, Pizarnik, Gimferrer…La autora comparte sus búsquedas, encarna sus angustias, asume la responsabilidad de su tarea:
Escribir palabras pájaro/ Para alzar el vuelo /Escribir palabras fuego /Para incendiar el cielo/ Escribir con ahínco /El desafío de los sueños.
En la cuarta parte del libro, se recogen instantáneas «De alrededores y más allá». La poeta esboza, perfila, descifra, recrea situaciones que revelan experiencias sin sitio, valga la paradoja.
En los márgenes del sueño /Florece el instante /Congelado en una fotografía
Ahora navegamos hacia lo desconocido, hacia aquello que no somos capaces de fijar con la palabra: Si el árbol /La hoja /La montaña /Son sólo ilusión /¿Dónde está la verdad?
Las páginas conclusivas, «Tránsitos», nos ofrecen composiciones cortas, reflexiones mínimas, descripciones breves o interrogantes planteados a-quienquiera que-esté-allí, como si poco a poco se fuera disolviendo la propia materia del poema:
¿Quién borra las imágenes esta noche?
En esa tesitura, cuando parece posible poseer al fin el revés de lo conocido, la autora se plantea: Abriré la ventana al mismo cielo / ¿Seré la misma para los mismos ojos? / Recogeré en mi voz todas las voces
¿Son quizás tránsitos hacia el silencio? No lo parece, a tenor del verso que cierra el libro:
La palabra se alarga más allá de esta vida.
Reseña: Ferran Arnau

